No cabe duda que América Latina está recibiendo un fuerte y sostenido golpe económico debido a las consecuencias del COVID-19. Sin embargo, el impacto no será igual para todos los países. De acuerdo a estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía latinoamericana registraría una caída de 8.1% en el 2020, el peor descenso desde que se tiene datos, y apenas se recuperaría un 3.6% en el 2021.
En ese escenario, la economía peruana será una de las más afectadas. Y no es para menos, se estima tendrá el peor resultado en el 2020, debido a que su PBI se hundiría alrededor de 13.9%.
Una consecuencia, según nuestros estimados, por el largo período de confinamiento que provocó importantes pérdidas de empleo.
Al revisar las cifras disponibles, vemos que en julio el PBI del país disminuyó en 11.7% al compararlo con similar mes del año anterior. Un resultado que registra una menor tasa negativa a la registrada en meses anteriores, marzo (-16.7%), abril (-39.9%), mayo (-32.7%) y junio (-18.1%). Lo cual, aunque todavía siguen siendo números negativos, evidencia una recuperación sostenida en los últimos meses desde que el Gobierno inició las fases de reactivación económica.
Como se indicó líneas arriba, la contracción del PBI en los últimos meses es consecuencia de las medidas del Gobierno para contener el avance del COVID-19, lo que significó un problema de oferta en un primer momento, y que se ha trasladado ahora a la demanda, debido a la pérdida de empleos y menores niveles de ingresos de las familias peruanas. Una situación que ha afectado la capacidad de endeudamiento de las personas, reduciendo sus posibilidades de recibir financiamiento de las entidades financieras. No obstante, desde que se empezaron a reabrir diversas actividades económicas luego de la cuarentena general, dichos indicadores laborales han mostrado indicios de mejora, aunque sus niveles actuales aún se encuentran lejos de los de la etapa pre-pandemia.
Hacia delante diferentes sectores económicos seguirán recuperando su dinamismo, en línea con la normalización de las actividades económicas y la recuperación paulatina del empleo e ingresos de las familias. No obstante, el desempeño de la economía en los siguientes meses estará atado a un alto nivel de incertidumbre sobre diversos aspectos, como son la evolución futura de la enfermedad, las restricciones que eventualmente aplicará el Gobierno, los efectos de las políticas fiscales y monetarias dictadas, y medidas adicionales que se puedan tomar para reactivar la economía del país. En esta coyuntura es sumamente importante que las autoridades den prioridad a la política fiscal, de tal manera que se oriente a proteger la vida e ingresos de las familias, sin dejar de lado las políticas de contención y mitigación, las cuales tendrás que estar debidamente calibradas para evitar una segunda ola de la pandemia y controlar brotes locales.
Para el 2021 esperamos una expansión de la economía de alrededor de 9%, la cual sería una de las más altas de la región. Sin embargo, como señalamos, hay nubes grises en el horizonte vinculados a los desafíos nacionales y mundiales para controlar la pandemia.
Alberto Morisaki
Gerente de Estudios Económicos
Asociación Automotriz del Perú
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